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miércoles, 20 de junio de 2012

DE LOS CONCURSOS DE MÉRITOS Y ALGO MÁS.

Una de las figuras creadas por el gobierno nacional para la selección de funcionarios de mediando y alto rango, en las diferentes instituciones del Estado es el Concurso de Méritos o la  famosa "Meritocracia"; pero como sucede en casi todo lo que es tocado por la política, los vicios no se hacen esperar.

Para comenzar, vale reconocer la pulcritud de algunas universidades para la orientación de estos procesos, pero otras se ven presionadas por sus contratantes, que en la mayoría de los casos son los mismos entes gubernamentales, para que les elijan a su propio candidato.

Esto es lo que ha puesto en entredicho la "pureza" de algunos concursos de méritos, generando incredulidad por parte de muchos de los postulados.

El otro caso es cuando la Universidad que lo adelanta lo hace con todo el rigor y la rectitud, escogiendo realmente al mejor, lo que parece haber sucedido, por ejemplo, con la Universidad Nacional de Colombia, en la escogencia del Subdirector del Centro Agroempresarial y Turístico de los Andes del SENA en Málaga, pero que cuando el funcionario toma posesión de su cargo, se ve abocado a enfrentar un equipo de trabajo que venía laborando, no por meritocracia sino por recomendación política.

Estos casos deberían tener un tratamiento especial, o por lo menos, que los funcionarios de la institución tuviesen la delicadeza de renunciar a sus cargos, con el fin de permitir al nuevo "Jefe" de la dependencia, armar su propio equipo de trabajo, en lo que se conoce como "discrecionalidad".

El hecho de generarle incomodidades al nuevo titular de una institución, cualquiera que sea, llegando hasta el punto del "saboteo", no va a afectar tanto al funcionario recién llegado, sino a la misma institución. Lógicamente los procesos se retrasan, la imagen de la institución se va degenerando y en términos generales, el daño que se hace es muy grande y desagradable.

POR EL RESPETO Y LA DIGNIDAD, si no nos sentimos cómodos con el jefe de turno, tenemos la opción de renunciar y buscar un espacio donde nos sintamos completamente a gusto y podamos hacer lo que queramos, mientras tanto no le hagamos ese daño a una institución tan importante y respetable como es el SENA en Colombia.