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domingo, 11 de febrero de 2018

El que paga para llegar, llega para robar = ¡voto comprado, robo asegurado!


"Cuando un candidato invierte millones y millones en su campaña, no es un candidato, es un empresario y como empresario, cuando sea elegido (Presidente, Senador, Representante, Gobernador, Diputado o Alcalde), sólo pensará en sacar lucro y provecho y en lo que menos pensará… será en la gente". Que más oportuna esta gran frase del prestigioso Magistrado Constitucional, Carlos Gaviria Díaz (q.e.p.d), para ambientar mi reflexión.  

Por Rubén Darío Rodríguez López

Como es normal en Colombia (y casi que lo aprobamos como lógico y al borde de la legalidad), las campañas que se adelantan para Congreso y presidencia de la república, demuestran los miles de millones de pesos que, según los "empresarios electorales", comentan en secreto, se necesitan para poder ocupar una curul o ser designado como primera autoridad el país.

Se comenta, "entre bambalinas", que una campaña al Senado cuesta en nuestro país alrededor de 5 mil millones y 2 mil millones, una para la Cámara de Representantes. Sin embargo, a pesar que la Ley colombiana exige unos topes máximos de inversión en cada campaña, lo único claro es que, la mayoría de candidatos incumple y gasta mucho más de lo permitido, violando la Ley, y terminan presentando informaciones financieras que nada tienen que ver con la realidad. (Se acuerdan de dineros de Odebrecht, proceso 8.000, de los Nule?, solo para refrescar algo la memoria).

Si hacemos cuentas claras, supongamos que un Senador o Representante elegido gana 30 millones de pesos, aproximadamente, lo que le representaría 360 millones anuales, por un periodo de cuatro años, le da un total de ingresos por honorarios de Mil 440 millones. Y supongamos que por primas, viáticos, bonos y otras arandelas, legalmente les paguen 120 millones por año, les daría un adicional de 480 millones, para un total de Mil 920 millones de pesos. Es decir, estos pobres señores están trabajando a pérdida.

Entonces, cómo hacen para invertir tanto dinero en una campaña, si según las cuentas anteriores, de acuerdo a sus ingresos, no cuadra por ningún lado el negocio? Sencillo…  Pues esto es lo que "justifica" que una persona que llega a ser elegida, tenga que "corromperse" por simple sobrevivencia económica y tal vez por eso también en Colombia vemos como un "hecho normal", que estos señores hagan y deshagan con nuestro país y se conviertan en copartícipes de los más grandes carteles: como los de la  Hemofilia, Sida, alimentación escolar, infraestructura, medicamentos, agro ingreso seguro, carreteras, puentes, Planes de ordenamiento territorial POT, entre otros. 

Hoy estos grandes "empresarios" ya se encuentran andando por barrios, pueblos, veredas y ciudades, prometiendo y vendiendo promesas y engañando con mentiras, con noticias falsas, infundiendo miedo, infundiendo rabia, promoviendo fobias a cuanto incauto ciudadano encuentren en su camino. Ya tienen toda la cuadrilla de Concejales, presidentes de juntas, líderes comunitarios, listos para recibir desde 2 hasta 20 millones por 50, 100 ó 200 votos, que muy bien asegurados tienen, en cada uno de sus rincones que dominan a perfección y a la vez dispuestos a repetir como "loros mojados" cuanta vaina se les ocurra vociferar. Eso sí, ninguno, pero absolutamente ninguno, habla de "voto programático", de un plan de gobierno, de una propuesta económica, una propuesta agropecuaria, una propuesta social y menos de "autocorregirse". 

El cinismo va y viene de parte y parte. De los que andan comprando votos y regando plata por doquier y de los que están dispuestos a recibir, pregonando como buen colombiano esa malicia indígena que nos caracteriza, que nos hace creer que porque le recibimos plata a varios candidatos, estamos ganando y los estamos engañando, cuando al final de todo, los únicos engañados y perdedores somos todos los colombianos, que terminamos siendo "atracados" a través de la plata que nos roban y que debería ser para la Salud, para la educación, para la alimentación y transporte escolar, para los medicamentos, para la vivienda, para el desarrollo agropecuario, para el empleo, para lo ancianos, para los desplazados, para las víctimas etc… para todo, y se nos olvida que esa plata sale de nosotros mismos a través del IVA, de la retefuente, de impuesto de industria y comercio, del predial.  En fin, nuestra malicia indígena nos lleva a hacernos un "harakiri".

Este pobre debate electoral nos tiene hoy a los colombianos nuevamente polarizados y muy mal informados, el Facebook hoy es una fuente inagotables de noticias falsas (fake news), no parece una red social, sino una red "antisocial", que se utiliza para llenar la cabeza de miedos, de temores, de rabia, de indignación, de todo, menos de información veraz y objetiva; casi que llevando a sus usuarios al borde de una esquizofrenia, de una locura, reflejada en que ninguno de los seguidores, analiza las consecuencias, ni asume sus responsabilidades de sus publicaciones. Por ejemplo, a mi manera de ver, una persona tiene que estar muy enferma de su mente, para publicar fotos o videos de gente muerta, llena de sangre o agonizando y peor aún, más enferma que pretenda sacar provecho político de esas imágenes.

Me parece aberrante, esto. Los memes (montajes de fotos y caricaturas) son el pan de cada día; denigrando, calumniando, hijueputiando y madriando, a como dé lugar, que bajeza. Y ni hablar de Twitter, donde los candidatos han comprado a empresas especializadas en crear perfiles y llenarse de millones de seguidores, que a través de computadores retwitean, o le dan "me gusta" a cuanta barbaridad publican. En fin, pobrecitos los que se basan en las redes sociales para tomar una determinación tan importante, como lo es el  futuro del país.

Si Usted, yo, ellos, nosotros los colombianos creemos que esto es normal, es porque estamos enfermos de una patología nacional que se llama "Corrupción", causada por  nuestra complicidad, nuestra aceptación, nuestra forma de ver la política, nuestra forma de elegir, nuestra forma de votar. Si Usted, amigo elector, está acostumbrado a que le "boten" un billete de 50.000, un tamal, una lechona, cerveza a granel, camisetas, para escoger su candidato, puede sumarse a gran listado de personas "corruptas", que hacen parte de éste delito, que pareciera un círculo vicioso y un problema de "salud pública".

Hay candidatos que valen la pena; poquitos, pero los hay, que no están untados de corrupción, que no tienen maquinaria, que son decentes, jóvenes, que pueden empezar a dar un cambio real a esta "alcantarilla" democrática que huele a caño y corroe todo lo que se le atraviese.

Por eso, amigo colombiano, la única posibilidad de que nos convirtamos en una Venezuela, es que vendamos el voto y terminemos eligiendo a los mismos "hampones" de siempre y que se sigan robando cuanto hueco hay en Colombia y no nos alcance ni la plata del petróleo, ni la plata de los salarios, para seguir manteniendo a toda esta clase política que nos tiene vueltos "M". 

El que lo entendió lo entendió, como diría SUSO.