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miércoles, 16 de enero de 2013

EDITORIAL

Carretera Málaga – Curos, ¿Vergüenza nacional?

Nunca, en mi más de medio siglo de vida, había visto y vivido las condiciones tan precarias y vergonzosas en que se encuentra actualmente la carretera que de Málaga y de toda la provincia de García Rovira, conduce a Bucaramanga, más conocida como Málaga - Curos. Ni siquiera cuando fui su víctima, rodando por uno de sus abismos, o por su único abismo que constituye todo el recorrido de 124 kilómetros, cuando, ante mis ojos, murieron 13 de mis compañeros de viaje. En ese año, (1991), perdieron la vida más de 50 personas, en por lo menos seis graves accidente de tránsito.

Precisamente, acabo de vivir una de las experiencias más extremas de mi vida, al acompañar en ambulancia desde Málaga hasta Bucaramanga a uno de los seres más queridos de mi familia y a pesar del trasnocho, saliendo de Málaga a las 2 de la madrugada, para llegar a Bucaramanga hacia las 8 de la mañana, no pude ni siquiera pestañear, todo lo contrario, el estado cada vez peor de la vía, en la medida que avanzábamos, me mantenían los ojos muy abiertos y llenos de terror, dándome la oportunidad de reflexionar durante esa larga pesadilla, sobre la suerte que nos ha tocado a los rovirenses, muchos de ellos víctimas, por la pérdida de algún familiar en las decenas de accidentes ocurridos por ella.

Entre todo lo que pensaba, me ponía en el lugar de todos aquellos enfermos que prefieren quedarse en los hospitales de nuestros pueblos, o morir en sus casas, antes que emprender uno de estos macabros viajes, donde los males se pueden agravar y peor aún, dejar sus vidas por el camino.

Destaco, eso sí, la buena voluntad de los médicos, de las enfermeras, de los conductores de las ambulancias, y cavilaba también sobre su enorme vocación y su gran espíritu de servicio. La calidad de estas personas no tiene límites; una enfermera que hace vigilia para cuidar a su paciente durante todo el recorrido, que llega a Bucaramanga y se regresa con otro paciente que ya fue atendido en la capital y debe regresar a su casa, o al propio hospital de Málaga y repetir esta hazaña durante una semana completa, es digno de admirar. De mi parte, todo el reconocimiento para ellos, su entrega por lo que hacen y por la salud y la vida de los demás, es digno de todo los halagos.

Otros tantos se merecen los conductores de buses de Cotrans y de Copetrán. Estos señores andan al volante de los únicos buses "todoterreno" del mundo, son increíbles todas las peripecias que deben hacer en todos los 124 kilómetros de este tortuoso recorrido, pero más aún, en pasos críticos como el "Alto de las Viejas", entre Pangua y Pangote, que está impasable, o en el sector de La Isgaura, que otra vez está a punto de sucumbir.

Me pregunto y les pregunto: ¿Cuándo nuestros alcaldes, cuando el gobierno nacional, cuando quienes manejan la política de este país, se darán cuenta que toda la plata que le inviertan a esta carretera es como echarla a un barril sin fondo, o como decían antes, tirarla al Pozo de Donato?

Pellizquémonos y dejemos de ser ilusos, los 138 mil millones de pesos que se invertirán van a mejorar algunos puntos críticos, van a permitir la construcción de otros tantos puentes, ¿cuánto suma eso en longitud de la vía? No más de 3 ó 5 kilómetros.

O, los 100 mil millones de pesos que se invertirán en la "pavimentación de la vía", como lo dicen algunos a boca llena, no alcanzará para pavimentar más de 10 kilómetros, en otras palabras, si se comienza desde Málaga, como se ha reclamado, no alcanzará para llegar al Alto. Y el resto de la vía, ¿qué?

Señores alcaldes, lo que hemos propuesto hace más de 20 años pudo haber impedido la muerte de muchas personas. No proponemos construir una vía alterna para clausurar Curos – Málaga, una vía nueva nunca mata otra, la complementa. Solo es tener una trocha alterna, para cuando Málaga – Curos reviente, como está a punto de reventar, y tengamos por donde llevar a nuestros enfermos en ambulancia a Bucaramanga.

Cerrito – Mortiño – Portillo – Berlín no es solo una vía alterna, es una alternativa de vida que carece de abismos, que no hace mayor daño ambiental, porque el 90% del piso de su recorrido está basado en roca.  Son solo 12 kilómetros los que faltan por construir, si lo dividimos entre los 8 alcaldes de la cuenca del río Servitá, que son los municipios directamente favorecidos, le corresponde a cada alcalde la módica suma de UN KILÓMETRO MÁS 500 METROS, ¿será que no se puede? Si es así, no tenemos nada que hacer aquí.

Conozco alcaldes que han construido, no uno, sino dos, tres o más ramales veredales, de más de 10 kilómetros cada uno, ¿no se puede comprometer cada uno de los 8 alcaldes de la cuenca del río Servitá a construir un kilómetro y medio? Entonces sentémonos a seguir esperando la "pavimentación de Málaga – Curos", dentro de cien años hablamos.